Sunday, October 07, 2007

 

MENTIRAS, MEDALLAS Y POLÍTICOS

A Vittorio Emanuel II se le atribuye la siguiente frase: “No se le puede negar a nadie ni una medalla ni un cigarro”. He pensado mucho en ella desde que me he enterado de que hace unos días al Sr. Pascual Maragall le habían dado una medalla de oro, la de la Generalitat de Catalunya para ser más exactos. Teniendo en cuenta que ha sido, según mi criterio, el peor presidente que ha tenido esta institución y, la verdad, no me apetece nada enumerar la lista de despropósitos en los que me baso para emitir este juicio. ¿Qué meritos han apreciado en él para tamaño honor? Siempre y cuando se pueda considerar un honor que te endiñen una medalla con la que después no sabes muy bien que hacer. También al Sr. Aznar le dieron una medalla en el congreso de EE.UU. ¡Vaya tela! Aunque en ese caso creo que los meritos estaban justificados por su “amor” sin fisuras por el presidente Bush. A mi muy querida M. las autoridades de su pueblo, en un acto muy solemne, le entregaron dos medallas por sus meritos deportivos. Nunca se las he visto colgadas del cuello, de hecho nunca más las he vuelto a ver por ningún sitio. Durante todos estos días, desde lo de Maragall, he prestado mucha atención al tema de las medallas; y me he dado cuenta que, con la cantidad que se entregan, tiene que ser un negocio extraordinario montar un taller o una fabrica para producirlas. Ni que decir tiene que yo también quiero una, por supuesto de oro, y otra para Tania E. Head, ya saben la chica que hasta hace unos días era la presidenta de La Red de Supervivientes del World Trade Center y que trabajaba para Merrill Lynch en el piso 78 de la torre sur y que el fatídico día 11 de septiembre ella estaba allí. La valiente señorita Head también perdió a su novio, Dave, con el que se iba a casar, por supuesto de blanco (según ella misma ha manifestado en alguna de las múltiples entrevistas que ha concedido), cuando el segundo avión se estrelló contra la torre norte ante los ojos horrorizados de la enamorada Tania, que supo en ese momento que nunca más sería abrazada por los vigorosos brazos del hombre que amaba. También quiero pedir una medalla para los que durante todos estos años no se dieron cuenta de que esa señora ni había estado en las torres gemelas el 11 de septiembre ni trabajaba en Merrill Lynch (según ellos mismos han manifestado) ni tenía novio ni tan siquiera estaba en Nueva York cuando pasó todo aquello. Se llama Alicia Esteve Head es de Barcelona y lo que más le gusta de este mundo es mentir sobre su vida, probablemente bastante anodina y dotarla de las mayores glorias. Vaya para ella esa medalla o medallas, también sería conveniente dotarla de alguna banda para que la pudiera lucir encima de su ropa y de paso colgar todas las medallas a las que tiene derecho, en ella.

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