Saturday, October 13, 2007

 

CARTA PARA MARIANO RAJOY

Señor Mariano:
Le he visto estos días en un video en el que sale usted hablando sobre la bandera y la patria. Oiga, créame, me ha impresionado: que gesto que empaque, que apostura, que solemnidad. Por un momento pensé que era el presidente del gobierno dando algún mensaje importante. Claro que usted estuvo a punto de serlo y a veces es difícil asimilar que lo que con toda seguridad tenía que pasar, no pasó. A mí también me sucede, no se crea. Ahora que viendo el decorado en el que hablaba (los libros, la bandera, una foto de familia) también me recordó al Rey, ya sabe usted: “La Reina y yo...” y todo ese rollo. Aunque para ser rey quizás lo tenga usted más difícil, por mucho que algún líder mediático, poco recomendable, se lo insinúe.
También recuerdo que hace unas semanas tuvo usted otra presencia televisiva muy sonada: Aquella en la que nos decía que solo debiera gobernar el partido que sacara más del treinta por ciento de los votos, con lo cual si nadie sacaba esa proporción, lógicamente, tendríamos que cerrar el país y marcharnos a otro. Bueno, quizás no fuera tan mala cosa.
Creo, señor Mariano, que debería usted reflexionar sobre quienes están a su lado, esos que se llaman sus amigos y que son los que le aconsejan hacer todos esos desmanes, que usted ejecuta. Deben ser esos mismos los que le indican que se tiña el pelo, creando en su rostro esa confusión de color entre la barba y la cabeza de lógica imposible. Señor Mariano esos no son sus amigos, esos solo quieren heredar su asiento.
Yo, para que vamos a engañarnos, jamás le votaré pero soy gallego, emigrante como usted, usted en Madrid y yo en Barcelona, y no me gusta verlo metido en esas situaciones tan ridículas. Me he querido olvidar de la máxima que dice: si el enemigo se equivoca no lo distraigas; y le he escrito esta carta por si le sirve de algo... ya sabe usted, el paisanaje y la morriña, lo de los gallegos.En cuanto al tema de las banderas... no me gustan, solo provocan guerras, odios y sufrimiento. Tampoco me siento muy vinculado a ninguna patria sea esta grande o pequeña. Y tengo un profundo desprecio por los salva-patrias, solo pretenden salvarse ellos y su economía.

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