Sunday, September 23, 2007

 

KEROUAC

En 1957 se publico por primera vez On the road de Jack Kerouac, escribo su titulo en ingles no para hacerme el intelectual ni el políglota, que no soy ninguna de las dos cosas. Lo que sucede es que no me gusta nada como lo han traducido en la mayoría de las ediciones en Castellano: En el camino. Lo más lógico, según mi criterio, seria traducirlo: En la carretera, y no creo que haya ningún titulo que se ajuste más a lo que pasa en una novela que ese. En la edición de 1975 de Star Books, que fue la primera vez que la leí, lo titulaban así. En la portada sobre un fondo rojo, el dibujo de una carretera y un tipo haciendo auto-estop con pelo largo, sombrero vaquero y mochila dibujado por Gilbert Shelton, fue una de mis mayores experiencias literarias y personales. La traducción de En el camino, supongo que se debe al interés de vincular el viaje físico con el viaje interior, que por supuesto también existe, pero no creo que a Kerouac le interesara nada ese vinculo. Él no creía para nada en la revolución que los otros veían en todo el movimiento Beat, de hecho una de sus frases más celebres fue: “nunca tuvimos grandes ideas ni buscamos alcanzar una nueva conciencia, tan solo queríamos follar”.
Ahora hace cincuenta años de su publicación, no sé que pasa pero últimamente todo lo que me interesa cumple los cincuenta, y, lo quisiera o no Jack Kerouac, la novela se convirtió en la biblia de los beatniks, en el libro de cabecera de los hippies y en uno de los libros más mitificados del siglo XX. La había escrito años antes y no la había podido publicar, esos editores andan todos ciegos, la leyenda dice que la escribió en veinte días sin puntos ni comas en un rollo de 36 metros en papel de teletipo. El rollo existe, se subastó en Christie’s en 2004 y alcanzo la cifra de 1,8 millones de dólares, creo que está en San Francisco, en el museo dedicado a la Generación Beat, aunque ahora lo han sacado de gira y esta recorriendo todas las bibliotecas de Estados Unidos. El museo esta en la zona de North Beach, allí también están la librería City Lights y el bar Vesubio en el que dicen que Kerouac, en los últimos años de su vida, se zampaba unos catorce whiskies con cerveza cada hora. Tengo varias ediciones de la novela, una de las que más me gustan es la que publico en Inglaterra Pan Books en 1961, la que yo tengo es la segunda edición del año 1963, me la regaló mi amigo Rai Ferrer y, algunas veces, cuando no sé que hacer o no se me ocurre nada que escribir, me gusta cogerla pasar sus hojas sin intentar leer nada, escuchar el sonido del papel golpeándose entre si y percibir el olor a viejo que desprende. Ahora para el cincuentenario van a sacar una nueva edición con el texto original sin censuras y utilizando los nombres de los personajes reales. Será un inmenso placer volverla a leer mientras escucho a Charlie Parker y... quizás, pensando que todo aquello era posible y que “los tiempos están cambiando” de verdad.

Saturday, September 08, 2007

 

ABEJAS

No era exactamente humo, de hecho no vi fumar a nadie, pero había una atmósfera muy densa, de esas que hacen irreales los rostros. Parecía que todo el mundo estuviera hablando a la vez, creando una sola voz estridente e ininteligible; durante unos instantes miré a las otras mesas y observé el movimiento de sus bocas y entonces se hizo el silencio. Fueron unos instantes, quizás solo un par de segundos, en los cuales me dio la sensación que no había banda sonora y en los labios de todas aquellas personas solo quedaba el movimiento. En ese momento, bastante irreal, escuché las palabras de Rafael García como si fueran las únicas que se estaban produciendo en aquel local, en aquel momento... por eso, quizás, me parecieron más dramáticas.
-¿Ya sabes qué las abejas están desapareciendo?
Me giré para mirarlo con una interrogación en el rostro y entonces volvió el sonido y escuché a Manel, a Toni, a David reírse, después apareció el camarero. Pedimos sardinas, bacalao, vino blanco fresco, pan con alioli.
-A ver Rafa, ¿qué coño es eso de las abejas?
-No, no, pocas bromas... están desapareciendo.
-Pero... ¿de donde? ¿De Barcelona?
-No, del planeta. En Estados Unidos ya han desaparecido el veinticinco por ciento, es decir: millones.
-Pues vaya, me estas creando una preocupación que, hasta ahora, no tenía.
-Aunque te lo tomes a broma, es un problema y un misterio extraordinario. Porque están desapareciendo, es decir que se esfuman sin dejar rastro y no encuentran ningún vestigio de cadáveres cuando parece ser que lo normal es encontrar los restos de los insectos. Ya le han puesto nombre al síndrome: Problema del Colapso de Colonias.
-Bueno, pues si ya tiene nombre quizás sean capaces de salvarlas y si no, peor para ellas.
-Que va, peor para todos. Son absolutamente necesarias para el desarrollo de la vida en el planeta por la polinización de los cultivos, de los árboles frutales y todo ese rollo.
-¿Y qué, no hay ninguna explicación para el fenómeno ese?
-Pues no... bueno tienen algunas teorías, la más extendida dice que es un virus Israelí al que llaman: Virus de la Parálisis Aguda.
-Colapso, parálisis... oye con esos nombres se asusta cualquiera.
-Pues sí, pero el fenómeno es muy raro. Parece ser que las abejas obreras se dan a la fuga y dejan abandonada a la reina...
-Tú, Rafa, es que lo de la monarquía esta muy mal en todas partes.
-Sí, tú tómatelo a broma, pero ten en cuenta que según Albert Einstein, si desaparecieran todas las abejas, a la humanidad no le quedarían más que cuatro años de vida.
-Vale, me has convencido, dejamos el desayuno y nos vamos a toda prisa a salvar a las putas abejas de su futuro nefasto y próximo.
-Oye, pues algo habría que hacer. Como empiecen a desaparecer, cuatro años pasan rápido.
-Pero si solo ha desaparecido el veinticinco por ciento, quizás vaya para largo ¿no?
-Pero es como todo... una vez se empieza, no se sabe.
-Ya, ¿y cuantos años calculas tú que tardará todo ese proceso, entre que las abejas desaparecen definitivamente y se cumple el vaticinio de Einstein?
-Yo que sé, pero quizás sean cien años o algo así...
-Entonces... comemos tranquilamente y después ya veremos lo que hacemos.
Rafa me miró a los ojos durante unos instantes y después masticó un trozo de bacalao, que tenía muy buena pinta y entramos todos en una conversación bastante más intrascendente.
Después, cuando paseábamos tranquilamente por la calle volvimos al tema, apasionante, de las abejas.
-Ya ves, por ejemplo: la Abeja Maya, ya no se hizo nada más de ella la encasillaron en ese papel y la perdimos para siempre.
-Quizás viva en Hollywood, en Beverly Hills, en alguna de esas mansiones de Sunset Boulevard, tan ricamente.
-Sí, claro, gastándose la pasta que ganó en la serie.
-Tal vez se haya casado y tenga descendencia...
-Pues vaya futuro les espera a los hijos con eso del “colapso” y el virus ese.-Sí, ves, en eso no había pensado yo... en fin, pobre Abeja Maya.

Saturday, September 01, 2007

 

JOSÉ LUIS de VILALLONGA

Hoy he leído una noticia en el periódico que, sí usted la leyera, sus carcajadas las oiríamos desde aquí. Parece ser que la ridícula familia Franco ha impedido la entrada en el Pazo de Meiras; ese extraño regalo que le hicieron al abuelo, ya sabe usted: Don Francisco aquel señor bajito, aburrido, pusilánime y bastante tétrico. Pues bien los tiempos han cambiado y quieren, los de La Xunta de Galicia, hacer del palacio Bien de Interés Cultural, con lo cual el pazo tendría que estar abierto al publico. Parece ser que la señora Carmen, creo que es la hija del dictador, aunque en estos tiempos todo el mundo duda de su paternidad; se puso al frente de la familia (quizás, en la confusión del momento y sin saber a que enemigo estaban repeliendo ni en que bando peleaban, el grito fue el de ¡¡a las barricadas!!), para impedir que los técnicos entraran a evaluar la propiedad y yo, que tengo añoranza del cine de domingo por la tarde, mientras leía la crónica me recordó las escenas de la saga aquella: Patrimonio nacional y le vi a usted, a Escobar, a López Vázquez... formando parte de ese cortejo ridículo en la realidad y absolutamente cómico en la ficción. Aunque la verdad en la película que más lo identifico es en: Desayuno en Tiffany’s. Creo que fue después de verla cuando me interesé por Truman Capote y ese sí que fue un descubrimiento.
Tengo en mi lista de los diez mejores libros que he leído El gentilhombre europeo, y he disfrutado mucho leyendo sus memorias esas que van desperdigadas por muchos de sus escritos y lo cierto es que me sorprendió cuando cayo en mis manos su novela Solo, que es una novela policíaca muy interesante. Mientras leía un articulo, en El País, del editor Enrique Murillo que calificaba sus libros como “novelitas” comprendí que para la literatura a usted lo habíamos perdido cuando nació marques, grande de España y todas esas zarandajas, que quiere que le diga aquí los aristócratas tienen, casi todos, fama de gilipollas; lo cierto es que se la han ganado a pulso. Siempre he tenido la sensación de que a usted, como escritor, los cenáculos de la intelectualidad patria, bastante fatuos casi todos ellos, no se lo tomaban en serio; es una pena porque en esta España pueblerina y cursi se ensalzaba a cada imbecil que da miedo pensarlo.
Por las noticias que tengo tuvo una mala muerte, como si alguna fuera buena, con meses de cama y desespero. Lo siento de verdad, pero en su caso lo que sí tuvo es una muy buena vida, una vida envidiable en el mejor de los mundos que, al fin, es lo que de verdad importa y si no saben que epitafio ponerle yo les sugiero: VIVIÓ.Alguien me ha dicho esta mañana, al ver esta antigua foto (www.fotolog.com/leocoyote1), que me he hecho mayor y que ya no tengo el pelo tan negro. Que le vamos hacer el inexorable paso del tiempo nos alcanzará a todos en uno u otro momento.

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