Sunday, November 25, 2007

 

EL MAESTRO

El maestro es un tipo alto y delgado de edad indefinida entre los sesenta y los ochenta años. Tiene el rostro enjuto y aceituno de profundas arrugas y ojos vivarachos. Lleva, el escaso pelo que le queda, largo, alborotado y teñido de negro chapapote. Lo de Maestro es porque en su, ya lejana juventud, fue torero hecho que le gusta rememorar con asiduidad.
-No vayas a creer, aquella tarde no fue de las mejores que yo tuve.
-¿Qué me dice Maestro?
-Sí, sí cómo te digo, fue una mala tarde. No me entró nada chico ni las banderillas ni estoque ni pases ni na de na.
-Bueno Maestro, todas no podían ser de gloria.
-Ahí llevas razón. Ahora no me veas como estaba la Maestranza de gente y lo bonito que era el color del albero y que mujeres… eso pa que te voy a contá: Que pavas chico, que carnes…
-Oiga Maestro, ilústreme usted un poco, ¿cómo iba vestido esa tarde?
-Espera que me enrecuerde –me dice el Maestro llevándose la mano a la frente y frotándose con vigor ambos lados- me creo que ese día iba de tabaco y oro.
-Afu que arte ¿no?
Al Maestro le encanta mi devoción y yo se la profeso sin ambages. Aquella tarde, hace dos días, fui al bar en el que solía encontrarlo y vi en la puerta, mal aparcado, su descolorido descapotable. El Maestro estaba apoyado en la barra con un traje gris perla, camisa blanca y corbata de rayas rojas y verdes, demasiado estrecha y bastante arrugada. Tenía cara de preocupación y gesto serio mientras se bebía su cervecita. Siempre toma botellines pequeños, él les llama “quinteros”.
-Maestro, mi saludo, ¿cómo se encuentra usted?
-Pues fastidiado chico, fastidiado.
-¿Y eso?
-Pues na, los negocios que no se vende un duro, que está to mu malamente.
El Maestro se dedica a la venta de jamones, según dice él, desde antes de dejar el toreo: “Dan menos cornas”.
-Pues sí, anda la cosa floja, sí
-Ahora –dice el Maestro levantando el dedo índice y moviéndolo en círculos- la culpa de todo esto la tiene el Zapatero. Menos mal que pronto vienen las elecciones y lo vamos barrer del mapa.
-¿Quiere decir Maestro?
-Vamos que sí. El PP lo tiene ganado de calle, hombre… estos serán los que ganaran –dice mientras se saca del bolsillo interior de su chaqueta un cartera de piel ajada y descolorida de cuyo interior extrae un carné del PP, creo que caducado.
-Sí, señor, usted tiene razón Maestro, vamos que yo les voy a votar… pero fijo –le digo para no contrariarlo.
El Maestro pide más cerveza y se recrea explicándome más historias de toros y mujeres, sus máximas aficiones. Espero, paciente, a que me deje meter baza y lo consigo en el momento que se lleva el vaso a la boca.
-¡Oiga! Eso que me dice del Partido Popular está muy bien pero... A mí lo que me preocupa es la pareja esa que siempre va con Rajoy, ya sabe: Acebes y su gemelo el Zaplana.
-¡Huy! –Dice el Maestro atragantándose con la cerveza- Yo a esos no los puedo ver, menudos malandrines están hechos… Bueno pues como te iba diciendo yo me averigüe a esa tía, es que la otra no había Dios que la aguantara…
-Oiga Maestro y el cambio que han hecho aquí, en Cataluña, del Piqué por el Sirera, tampoco lo entiendo.
-Na, hombre na, eso está muy mal hecho. El Sirera ese es un niñato sin cultura y sin nada, va... Total tú que ahora resulta que esta tía, la nueva, esta mosqueada…
-Y, la verdad, es que a mí el señor Mariano ese, me parece un hombre sin ideas, poco dotado para liderar ningún proyecto como…
-Na tú, el Rajoy es un flojo, vamos que no sabe de nada…
-Oiga ¿entonces? ¿Qué hago, a quién le voto?
-Tú lo que tienes que hacer es lo mismo que yo: No votar a nadie, que los políticos son todos unos sinvergüenzas y unos ladrones… Bueno, total, que ahora no sé qué hacer si quedarme con la tía esta o volver con la otra…
La camarera nos trajo la cuenta. El Maestro siempre va escaso de fondos e interrumpe su perorata sobre sus mujeres para decirme.-Paga tú los quinteros que no llevo na suelto.

Sunday, November 04, 2007

 

QUE VERGÜENZA

Estoy francamente asustado con lo que está pasando. Pero me asusta más lo que puede pasar. No entiendo como un partido democrático, el Partido Popular, puede estar jugando al juego que esta jugando. Después de años de insidias entorno al atentado del 11-M siguen intentando adaptar la verdad a sus intereses, al menos a lo que ellos creen que son sus intereses. No señor Mariano, no, las cosas no son así. Usted y los suyos tienen que aceptar las decisiones judiciales porque ese es su deber les guste o no les guste. A ustedes no les sacó del poder ningún atentado terrorista. Ustedes perdieron las elecciones en las urnas porque los votantes no los elegimos y punto. Todo lo demás son rabietas de niños mal criados o de pérfidos intereses de muchos de ustedes y de sus secuaces mediáticos; aunque estos, a su vez, tienen otros intereses mucho más evidentes. Lo que me preocupa de todo esto es que, me da la sensación, de que ustedes se creen que somos todos tontos y que seremos capaces de creernos cualquier mamarrachada que nos expliquen, por muy absurda y surrealista que esta sea. Que vergüenza, que vergüenza, que falta de ética y que miedo me da pensar que, algún día, gente como todos ustedes nos puedan gobernar.
La otra vergüenza la tenemos los que vivimos en Barcelona, que es como vivir en cualquier ciudad del tercer mundo en la que nadie es capaz de asegurarnos ninguno de los servicios, en este momento absolutamente básicos, como son la luz eléctrica y los transportes. Es está una de las ciudades más caras del mundo y en la que los impuestos, algunos de ellos doblados varias veces, nos hacen asfixiante, para algunas economías muy modestas, nuestra vida. Y, a estas alturas de la situación, todavía estamos esperando que alguna de las autoridades de Cataluña, Presidente de la Generalitat o Alcalde de Barcelona, tengan la decencia de informarnos y darnos algún tipo de explicación en lugar de estar escondidos detrás de las mesas de sus despachos en las que solo se ocupan de ver como nos pueden ahogar más, inventando nuevas tasas e impuestos. El alcalde, el ínclito Hereu, ya tiene una nueva manera de sacar dinero con el tema de la limitación de ochenta en las carreteras cercanas a Barcelona. Porque supongo que nadie pensara que lo hace por el bien de la atmósfera o para evitar accidentes. Con este panorama, la verdad es que se me complica mucho la vida a la hora de pensar a quien le puedo votar en las próximas elecciones. También siento vergüenza ajena al pensar en los sindicatos y la crisis de Barcelona. No olvidemos que, en su mayoría, los usuarios de los trenes de cercanías son trabajadores y los señores de los sindicatos todavía no han dicho ni una palabra ni han realizado ningún gesto, por nimio que este sea: QUE VERGÜENZA.

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